Muchas veces, dentro de los equipos se asigna el papel de líder al mejor ciclista o al que se pretende que se alce con la victoria y, en algunas ocasiones, este se centra en ello únicamente. Sin embargo, las funciones del líder dentro de un equipo van mucho más allá de ser su cara visible, debe también asegurar el buen funcionamiento del grupo de personas que trabajan a su lado y en su beneficio.
A lo largo de los tiempos y dependiendo de dónde se haya situado el foco o el ámbito desde el que se hable, el término liderazgo ha recibido diferentes significados. En ocasiones, incluso, se ha equiparado la figura de líder a la de jefe sin tener que ser necesariamente lo mismo.
El liderazgo, en palabras de quien aquí escribe, se refiere a la capacidad que posee una persona para influir en aquellos que le rodean, siendo capaz de afectar en su comportamiento, y que consigue, entre otros aspectos, que su equipo trabaje en base a un objetivo concreto (porque un equipo funciona mejor cuando posee un objetivo común).
A lo largo de la historia del deporte en general, y del ciclismo en particular, se han distinguido diferentes estilos de liderazgo. Algunos de los más conocidos son los siguientes:
· Autoritario. Es un estilo que se caracteriza por la exigencia y por un tipo de comunicación descendente, resultado de la posición de poder que el líder genera. Es común que absorba la responsabilidad del equipo por lo que la toma de decisiones reside en su figura. Funciona bien en situaciones críticas, caracterizadas por una elevada tensión o por la necesidad urgente de tomar decisiones.
· Persuasivo. Los líderes persuasivos son aquellos que no dan órdenes, sino que optan porque sean los miembros del equipo los que generen cambios en base a una idea concreta. Es un estilo que funciona bien en momentos donde hay poca motivación o con equipos difíciles.
· Permisivo. Este estilo se caracteriza por la libertad que el líder permite a los integrantes del grupo, que se manifiesta en que les consiente tomar sus propias decisiones. Funciona bien tras momentos de mucha presión o después de un tiempo donde ha existido un periodo de liderazgo autoritario.
· Democrático. Al contrario que el anterior, el líder permite al grupo opinar acerca de las decisiones a tomar, pero es él quien toma dichas decisiones basándose en las opiniones expuestas. Es decir, cree en el poder que ofrece el conjunto para decidir. Funciona bien cuando existe un grupo maduro y cuando se busca estabilidad.
Una vez analizados algunos de ellos, cabe tener clara una idea: no es que exista un estilo de liderazgo mejor que otro, pero sí que existen algunos que son más adecuados en determinadas situaciones y para determinadas personas, por lo que un líder debería tenerlos en cuenta (además, no debe olvidar que sus compañeros, antes de ciclistas, son personas). Es por ello por lo que, además de ser el mejor encima de la bicicleta, el líder de un equipo ciclista debe ser muy bueno en determinados aspectos debajo de ella: comunicación, gestión emocional…
Comunicación. Como que hemos visto en otras entradas, la manera en que nos hablamos a nosotros mismos tiene repercusión en nuestra forma de pensar y, por ende, en la manera en que nos comportamos. Asimismo, la manera de hablar de los demás afecta incluso más, por lo que el líder debe saber no solo qué comunicar a sus compañeros, sino cómo es la mejor forma de hacerlo. Esto da para un artículo en sí mismo, pero aquí van una serie de pautas:
- Es importante perseguir un estilo de comunicación asertivo, que se caracteriza por transmitir de forma neutra lo que se pretende.
- Cuanto más específica y simple resulte la explicación, más claro será para el receptor.
- Es mejor transmitir las órdenes en positivo (en vez de “no te sitúes aquí, me bloqueas” sería más adecuado “ponte mejor a la derecha”).
- Las instrucciones que mejor se siguen son aquellas que se conciben como seguras.
- Es fundamental reforzar las acciones que los compañeros que hayan hecho bien.
Gestión emocional. Las emociones se describen como reacciones subjetivas a lo que pasa en el ambiente en el que nos encontramos, se acompañan de estados fisiológicos acordes a ellas y, al igual que los pensamientos, influyen en nuestra manera de actuar. Ante una misma situación, reaccionaremos de manera distinta en función de la emoción que estemos experimentando en ese momento. Es por ello por lo que, además de ser capaz de gestionar sus propias emociones (aspecto ya de por sí complicado), un líder, si quiere conseguir ese objetivo común, debe conocer cómo gestionar las emociones de sus compañeros. ¿Y cómo puede conseguirlo?
- Preguntando, interesándose por sus compañeros antes, durante y después de la carrera/entrenamiento.
- Prestando atención y ofreciendo su ayuda.
- Conociendo recursos para actuar en situaciones complicadas. Por ejemplo, en una situación de estrés, no es del todo adecuado decir “relájate”, eso solo puede hacer que la otra persona se ponga más nerviosa. Es más adecuado escuchar, pedir que se centre en su respiración…
Esto es solo una pequeña píldora de todo lo que se podría trabajar en un equipo desde la figura del líder. ¿Te habías detenido alguna vez a observar la importancia que tiene su figura en el equipo desde el plano mental?
Félix Marquiegui
@felixmarquiegui_psi